Tuesday, February 06, 2007

Esta es.. “Una historia para no repetir” de:

           Juan Carrillo M. y Rolando Matus López
              Era Febrero de 1992, Rolando y Juanito mi hermano, habían estado durante toda la semana organizando una exposición en el área forestal de una empresa privada, y todos los días se desplazaban unos 32 kilómetros desde Los Alamos hasta el sector “La Colcha” cerca de Curanilahue.
Mientras esperaba a que llegara Rolando de su trabajo de Corporación Nacional Forestal, calentaba unas ropas para cambiar a mi guagua –Diego- de un año y tanto, escuchando un cassette de la cantante María Marta Serralima, cuando de pronto un sentimiento de pena me embargó... no sé porqué, pero sucedió.
Eran las 23 horas y tanto, Rolando no llegaba, fue entonces que me vino a la mente un pensamiento oscuro...¿y si les hubiera pasado algo?... inmediatamente meneé la cabeza desechando tan negativo pensamiento y me dije: ...“pero, porqué tengo que pensar en eso ...puede ser... sólo un atraso,..... porqué tendría que pasarles algo... además su trabajo era bastante minucioso y con plazo a cumplirse...” -me decía- tratando de convencerme.
            La intranquilidad persistía y mientras esperaba a que llegaran, hacía una y otra cosa tratando de llenar el espacio mental.
Pero ya no podía seguir esperando en casa, por lo que decidí bajar al primer piso, lugar que confina con la casa de la tía de Rolo mediante un acceso interior, por lo que parece una sola casa habitación.
        Lo primero fue ir directo a la puerta de calle a mirar por si aparecían, pero nada, sólo veo estacionado enfrente, un camión maderero, de esos imponentes, el chofer se baja, me mira, saluda y sin decirme nada se dirige a la puerta de al lado, es decir, a la casa de la tía. Y eso, llamó mi atención, me pareció raro, pues el chofer era un primo de Rolando, cerré y me fui a ver a la tía.
      Al momento de abrir la puerta colindante, veo a Rolando entrando por el otro lado, con la cara, ensangrentada, manos y ropas.

          Efectivamente había ocurrido un accidente
La impresión fue muy grande, hasta ese momento nada sabes, donde están las heridas, pues parecían a la altura del estómago, su magnitud, qué y como pasó etc... ¡él me mira se sonríe y dice tranquila... tranquila,... no se preocupe, no pasa nada...! me acerco y no podía creer lo que estaba viendo, su cara ensangrentada a pesar que se había pasado un pañuelo, la ropa etc. Seguidamente me pasó como un relámpago de temor, por no ver a mi hermano, a él ya lo tenía ahí, lo estaba viendo, pero a su compañero de viaje no, entonces... pregunto nerviosa y con miedo a la respuesta... ¡ y Juanito?¡¡ ... está bien, -me contesta-.. luego repite ...¡si... él está bien!. pero eso no te dice nada, al contrario es más alarmante porque... siempre se responde así cuando se quiere tranquilizar, o no asustar a la otra persona, generalmente se miente en esos casos para después dar la noticia que no quieres escuchar. Y ocurría que no estaba ni él ni el auto, con eso... sólo queda margen para el temor.
Luego y con la preocupación de lo sucedido con mi hermano, revisamos las heridas, sacamos algunos pedazos de vidrio incrustadas y curamos mientras se iba al consultorio, lavó su cara, cuerpo, cambió sus ropas aparentando tranquilidad, mientras nos contaba lo sucedido.
          Que había ocurrido? “...que, en la autopista, en plena curva, se enfrentaron a un camión con acoplado, cargado de madera, el que había encandilado a Juanito perdiendo éste la dirección impactando de frente la parte final del camión, destrozando la cabina del auto y hundiendo el lado izquierdo. El parabrisas quedó íntegramente pulverizado, Rolando impactó contra éste provocando numerosas heridas en su cabeza, lo que le produjo un sangramiento que impresionaba. En estos momentos están detenidos en la carretera constatando los daños.
Su primo pasó casualmente a esa hora de regreso a su hogar, y se encontró con tal suceso, por lo que lo trajo inmediatamente a casa “.
          Al cabo de un rato aparece el auto remolcado por un camión, corro para verlo de cerca y me encuentro con mi hermano dentro y me dice ... ¡estoy bien, estoy bien! ... Y realmente veo dentro a un Juanito “enterito”, ni un solo rasguño en su cara, manos y cuerpo, solo el pie izquierdo que había sufrido un fuerte apretón que lo dejó cojo por un tiempo.

¡Un verdadero milagro¡ considerando los factores de la colisión como por ejemplo, la desigualdad en tamaño, oscuridad, curva y tal vez lo más importante, la falta de señalización del eje central y laterales, que si hubieran estado en optimas condiciones, quizás el resultado de aquella misión hubiera sido diferente.

El auto Peugeot rojo granate, quedó en un 80 % deteriorado
Algo extraordinario e increíble sucedió además de todo lo antes relatado, y es que el cassette que venían escuchando -que se detuvo al impacto obviamente- era de la misma cantante y la misma canción que yo escuchaba en casa esa noche...osea, a ... ¡Maria Marta Serralima... ¡Sorprendente!

Ese Febrero de 1992, tenía un embarazo de 2 meses, era Patricio Antonio que ya demostraba su firmeza, ya que igual participé empujando el auto para guardarlo, durante esa noche.
Mientras tanto, en casa de Juanito, mi mamá estaba acostada, y mi papá esperando a su hijo, quien ya lo había visto todo, pues por la tardanza, se había dirigido hasta mi casa y se encontró con la impactante noticia del choque y vio con sus propios ojos el estado en que se encontraban, su hijo,  su yerno y el auto.

Finalmente Juanito se fue caminando a su casa.... y
¡ Aquí no ha pasado Nada...!

Fue lo que simuló mi hermano, ante los ojos de Mamá.

Patricia Carrillo Matamala