Tuesday, October 26, 2010

Pangue Los Alamos -


Transitando por la "Ruta de los pangales", llegamos al poblado de Pangue, llamado así, por la gran cantidad de pangales que existen en la zona, de las cuales salen las nalcas, producto natural, que por su aceptación en la poblacion, de las ciudades vecinas, ha sido en gran medida, el sustento de muchos hogares de este pueblo rural, rodeado de enormes extensiones de         dunas, con un                                                      océano pacifico al fondo que se une al cielo azulado. 
       Por la gran distancia originada por las dunas hacia el mar, se puede llegar casi solo a caballo, lo que hace muy difícil ver a alguna persona aprovechando esa orilla de suaves arenas.   

Pangue cuenta con una vasta extensión de dunas, las que permiten las competencias o carreras por deporte en las 4x4, o yeeps. Cada cierto tiempo llegan hasta este lugar los yeeperos de las comunas vecinas que se reunen a competir o solo a pasar una tarde divertida.También se realizan cabalgatas, trillas con caballos, una tradición que se trata de mantener a pesar de los tiempos.

En Pangue visitamos a una familia de esforzada trayectoria, don Juan Carrillo y su esposa Elisa que todos los fines de semana se traslada 24 km desde pangue a Los Álamos a la feria de los domingos a vender sus quesos, hortalizas, plantas, huevos y otros, productos de su propio esfuerzo. Además, provee a otras dueñas de casas que también venden en las esquinas clasificadas de Los Álamos. Ellos, don Juan y doña Elisa, compraron hacen solo 4 años una parcela en Pangue pero, pareciera que hacen 10, por lo bien elaborada en cuanto al orden y diversidad de productos. Se notan que le sacaron provecho desde el mismo día en que la adquirieron aprovechando cada rincón, en forma brillante, tanto así que da envidia la manera de crecer de las lechugas, acelgas, cebollas, orégano, betarragas gigantes en fin, la lista es muy larga. Además, de toda clase de animales, desde caballos, vacas, bueyes, corderos, ovejas, cabritos, pavos, gallinas, cerdos, pollos, gatos, perros. En contrate, existen en los alrededores, muchos terrenos inexplorados, sus dueños al parecer no se motivan por sacarle algún provecho a esa cantidad de hectáreas -porque todos poseen grandes extensiones de tierras, algunos superan las 40 hectáreas- perdiéndose en manos pocos emprendedoras. Cuentan con todo a su alcance, si no tienen agua, la tierra se las proporciona, que más, ahí está todo, lo demás está en nosotros, la inteligencia para ver como conseguir esto o aquello, si no tenemos el dinero para adquirir la semilla necesaria, para luego esparcirla y que sus frutos nos den de comer, como lo hace esta familia proveniente de la ciudad de Curanilahue.

Taller Kintupi

Hemos visitado este sábado recién pasado, el taller de telar mapuche, llamado “Taller Kintupi”, que se formó alrededor de los años 80 por un grupo de señoras de origen mapuche, todas dueñas de casa y que viven de sus trabajos elaborados con gusto y estilo cuyo objetivo es mantener viva su cultura plasmándola en sus tejidos, artículos de diversas formas, como por ejemplo marcadores de libros, bolsos, cintas de diferentes tamaños y usos, como estolas para sacerdotes, cinturones, estuches o, portalápices, monederos, forros de libros, cinturones, llaveros, bajadas de cama calcetines, portavasos, individuales y otros. En esos años se postuló al primer y unico proyecto de viviendas sociales de Sara de Lebu, a cargo de un aleman Don Matt, quien se contactó con Rolando Matus, para que le confeccionara los planos de dicho proyecto de construccion.
Años mas tarde fuimos al lugar en donde don Matt confeccionaba los paneles de cemento en la hermosa ciudad turistica de Villarrica.
La Sra. Lorenza Púen, presidenta del taller, gentilmente nos mostró parte de las obras que allí se realizan. Ella comenzó a los 8 años acompañando a su tia, en un primer taller provisorio ubicado en las cercanías de la parroquia. Dice, que con el correr del tiempo se fue encariñando por los resultados y por lo mismo, ha tenido muchas satisfacciones, las que se mantienen hasta hoy. Nos contó, además, que la mayoría de los objetos se exportan al extranjero, teniendo una muy buena aceptación, así como en Santiago desde donde vuelven con las manos vacías de artículos, pero con un considerable billetito, que las deja muy contentas, porque eso demuestra que se aprecia su arte y lo que mas les alegra, es que vale la pena el esfuerzo por mantener viva parte de sus tradiciones.

Esta agrupación de mujeres dueñas de casa, descendientes de la etnia mapuche, se siente orgullosa de mostrar sus obras matizadas por una gran gama de colores vistosos. Nos dice, que a pesar de la enorme cantidad de artículos, ninguno es igual a otro y que todas las tejedoras se esmeran por hacer un diseño cautivador. Esta agrupación vive en la localidad de Sara de Lebu sector rural de la comuna de Los Álamos, Chile, de excelentes caminos, abundante vegetación, animales que circulan libres, cruzándose por el camino con toda calma. De familias muy dispersas, sin embargo, cuando uno les pregunta donde vive el Sr. tanto, responden ¡ah, ¡…el vecino… vive aquí cerquita, a la vuelta…. donde es eso?... como a 5 km,. O dos casas más allá…. en aquella loma, a unos 40 minutos no más, etc.

En Sara de Lebu vivió muchos años el sacerdote jesuita José Mariano Campos Menchaca, autor de loslibros “Nahuelbuta” y “Por Senderos araucanos”. Debido a ello, el encargado de la Biblioteca Publica en los años 90, Juan E. Carrillo M. postuló su nombre para que la biblioteca municipal fuera llamada así, en honor a este dedicado Jesuita para su remembranza.

Posteriormente la dirección del colegio de la localidad, también quiso que llevara su nombre, proponiéndole como la mejor alternativa, quedando entonces por Escuela José Campos Menchaca. La que entre sus actividades mantienen un vivero y la fabricacion de humus, esa escuela, tambien se esmera por mantener sus tradiciones mapuches, para ello se hicieron una ruca en el patio de la escuela al lado de los juegos, donde realizan actividades relacionadas con los mapuches




Somos un grupo de 12 mujeres mapuches, dueñas de casa. Desde








Wednesday, October 20, 2010

Pura Energía Puro Chile


Este 18 de Septiembre recorrimo algunos lugares de Santiago con motivo del Bicentenario, fuimos al hermoso espectáculo de Pura Energía Puro Chile. Nos acompañó la pascuense MARIA TEAVE, funcionaria de CONAF quien cumple funciones de guardaparque en la Isla de Pascua, 25 años queha entregado a la institución con mucho esmero y dedicación, cuidado de las estatuas como si fueran propias. Anteriormente, dice su lugar de llegada, era Valparaíso pero hace ya unos 5, que la isla pasó a la administración de Santiago, por eso cambió su rumbo para pasar sus vacaciones y así disfrutar de Chile Continental.
La sra. Teave es oriunda de la Isla de Pascua y está muy orgullosa de sus orígenes. Es muy delicada y suave para hablar, lo hace con mucho detalle, bien pronunciado,

algo lento para nosotros. Ella poco nos entiende la mayoría de las veces, dice que hablamos muy rápido.
Bueno y como es de suponer, Rolando en su naturaleza de buen comunicador, comenzó a entrevistarla, a fin conocer por medio de una pascuense , algunas de sus costumbres y cultura por ejemplo, supimos que los moais son tallados en piedra volcánica, por lo que son muy delicados y los turistas los tocan provocando deterioro o sacándoles partes para llevárselos de recuerdo, por lo que generalmente le toca ponerse alrededor de las estatuas para resguardarlas debidamente. Muchos de los que vemos las estatuas en fotografías, pensábamos que eran de roca sólida verdad?. Estas estatuas son el símbolo más característico de la isla, fueron tallados

para encarnar el espíritu de los fundadores de los linajes, y proyectar su mana, magia o poder sobrenatural, sobre sus descendientes y territorio, a través de su mirada.
La Isla de Pascua fue colonizada alrededor del 300 D.C. por colonos polinesios. Desde el 900 al 1500, esta sociedad construyó varios altares y esculturas llamadas moai, que significa en lengua rapa nui 'para que no falte'. Se crearon de diversos tamaños existiendo pequeñas figuras hasta esculturas de 4 a 10 metros de altura, de los que hoy quedan 270 altares o Ahu, y 900 estatuas que fueron usadas como símbolo de poder político y religioso.
La noche que fuimos a la Moneda, la que, nos queda al fondo de la calle Bulnes en la que nos hospedamos junto a la pascuense María Teave, nos acompañamos mutuamente, estaba realmente repleto de gente proveniente de todos los rincones de Santiago y regiones como nosotros que somos de la octava región y Sra. María de Isla de Pascua. Decía que era tal la cantidad de gente, que teníamos que estar obligadamente juntos, por lo que Rolo le dijo tomándola de los hombros… “Quédate aquí y no te Moai…”
Fue una noche colmada de luces y sombras en el frontis de la Moneda, que en vivo es bastante mas llamativa, porque el entorno, le da la magia de un evento al aire libre, donde las personas se sientan en el pasto para reservar el espacio, comen toda clase de dulces, se escuchan los comentarios y los ¡ooohhh …¡ de asombro, cada vez que se cambia la imagen o explotan los fuegos artificiales que fueron espectaculares y que no se notan en la TV.
Mañana seguiremos en el recorrido de la ruta de los" Matus-Carrillo"
Patricia Carrillo M.

BICENTENARIO

El AVELLANO

Este año del bicentenario, me ha hecho reflexionar acerca del avellano, debido a que, para adornar la oficina con ambiente dieciochero decidimos arreglar un rincón especialmente dedicado al tema.

Comenzamos con aperos de huasos y otras características campestres, como ruedas de carretas, fardo de forraje, garrafa forrada en tejido de mimbre, riendas, olla de fierro, manta y espuelas, faja, riendas, frenillo, copihues hechos a mano, polainas etc. Pero faltaba algo muy importante, algo característico en estas fiestas, el toque mágico del verde, o sea, las ramas para simular una ramada. En concreto faltaba “El Avellano”., por lo que, le dije a un compañero, el chofer, que fuera a buscar algunas ramas por ahí. “Los Alamos”, nuestro pueblo, es pequeño, tal vez forjado por razones de fuerza mayor, ya que es un lugar de paso hacia la capital de la provincia, Lebu, donde existe una enorme gama de hechos históricos, como ejemplo, era un puerto exportador de carbón, también puerto pesquero, tiene todas las oficinas de una gran ciudad, gran cantidad de extranjeros de los cuales ya queda casi solo el nombre y sus hermosas casas coloniales muy bien mantenidas. Ahora en el terremoto del 27 de febrero, subió tres metros, perdió su caleta de pescadores, más las numerosas embarcaciones lanchas y lanchones que pasaron por sobre el puente quedando varadas al otro extremo de la ciudad, pero esa es otra historia. Ahora me referiré al Avellano. Como decía, En Los Alamos, cuyo nombre no le hace honor al pueblo, ya que no tenemos muchos Álamos, como tal vez, lo fue en algún momento desde su formación. Se ha intentado en ocasiones plantar y replantar algunos, pero la intolerable incultura de algunos alameños, no le permite su crecimiento y se empinen hasta formar una avenida de álamos, que alguna vez fueron el motivo del nombre de este “Pueblo de paso Obligado”. Cuando mi familia llegó a Los Alamos, yo era pequeña y crecí viendo en las fiestas patrias, en un sector de sus calles, estructuras revestidas de ramas verdes. Recuerdo que una de las cosas que me daban mucho miedo, eran los “borrachos o curaditos” que no se perdían por nada del mundo la buena “musica”, siempre estaban allí. Cuando fui creciendo ya las cosas se ven distintas, así es que ya no iba a las ramadas, solo participaba en los bailes oficiales de gala que tenían otro atractivo. Eran muy elegantes, gozaban de cierta fama en las ciudades vecinas, las que concurrían con sus familias a los grandes bailes alameños, que en ocasiones fueron a dos orquestas.

Qué adornaba esas ramadas… eran nada menos que los avellanos. No se si esta tradición será de chile y vendrá desde otras latitudes como muchas de las cosas que criaron raices aquí, tales como los genes ladronicios que se quedaron de los conquistadores, que solo venían con el afán de “ganar”, pero… ganar o robar?. Se dice que Cristóbal Colon venía con sus carabelas repletas de gente española sacada de sus cárceles. Que doña Isabel, no encontró nada mejor que deshacerse de esa calaña ordenando su embarque junto a Colón para que se perdieran en el océano, y los que llegaran a algún lado, se terminaran las manos excavando y sacando todo el oro de las Américas para que ellos, los españoles y otros, llenaran sus iglesias, tronos, palacios, alhajaran sus hogares y demases del oro de nuestra América latina. A la que despojaron de todo cuando poseían. Posesionándose de sus tierras, sus riquezas, sus culturas y sus nativos convertirlos en esclavos, cuando eran ellos los dueños de todas estas tierras, argumentando, o dejando escrito en la historia, que venían a “culturizar” a los indígenas en materia religiosas…¿?. Nada más lejos de la realidad. Y ahora, se escandalizan y mofan del chileno poniendo mensajes degradantes tales como: “Cuidado con los Chilenos” guarden todo… ahí vienen chilenos y otras adjetivos, pero y… quien es el real poseedor de esa cultura… si los pobladores de este Chile, eran los dueños de todo?.... quienes son los verdaderos ladrones que vinieron a saquear nuestra América toda?.

Bueno, así están las cosas, y siguiendo con el tema de las ramadas, éstas en Chile se instalaron la misma noche del 18 de septiembre de 1810 para celebrar la decisión de independencia, pero en verdad ya venían existiendo desde un siglo antes.

La fonda (llamada también ramada o chingana) se construye como local provisorio de venta de alimentos y bebidas y de baile durante las Fiestas Patrias en septiembre. Se levanta en un sitio eriazo con palos, ramas de palmera y un techo de totora. Su origen está en las primeras celebraciones de la Independencia. En el siglo XIX eran los locales de entretenimiento popular. Debido al alto alcoholismo, riñas y juegos de azar se empieza a normar su funcionamiento desde 1823 requiriéndose una licencia para su instalación.

Bueno pero en Los Alamos, como en las ciudades vecinas, la ramada se revisten con ramas de avellano.

Ese día 06 de septiembre salimos a recorrer Los Alamos a fin de recoger “ramas” del agraciado y fructífero avellano, que nos deleita con sus frutos, excelente anti-colesterol. Nos dirigimos camino a un sector rural, el chofer se detiene, salta el cerco y veo que se dirige al fondo del predio de no se quien. Me lo quedo mirando y veo cómo dobla un pequeño arbolito… otro y luego otro, y observo con dolor, que se trata de nada menos que de un Árbol y no una rama. como era lo que fuimos a buscar. Me dio demasiada pena ver, con que facilidad se le arrancaba la vida a esos avellanos, habían tres y en un par de minutos, destruimos años de crecimiento, años para verlo de 1 mt. de alto. Quitarles la vida para clavarlos en una pared y para que?... Los avellanos son de crecimiento muy lento. En mi casa tengo uno de hace unos 4 años y tiene solo 15 centímetros. Desde ese momento, le dije, al colega chofer sobre lo que había visto, y le dije que… “Nunca más, en mi vida, le diré a alguien que vaya a buscar, una “rama” de avellano” Porque es muy distinto “Una Rama” que “Un Árbol”. Sentí mucha pena ver, cómo, los depredadores humanos somos tan crueles, sin respeto, ni sentido de preservación por la flora nativa, que solo existe para cobijarnos y entregarnos sus frutos y… le pagamos con la muerte.

Luego de unos días, pasando frente a la plaza, vi tirados a lo largo de la calle aproximadamente una cuadra, a los “pequeños arbolitos de avellano”. Ya habían servido en la muestra de 200 bailes de cueca que se había realizado con motivo del Bicentenario en la plaza. Como evento, espectacular, pero, la mutilación de avellanos… una aberración.

Tal vez, en la época en que los avellanos fueron utilizados para ese fin, Los Alamos estaba cubierto de ellos, pero ahora estamos en otros tiempos, habrá que cambiar las ramas de avellanos por pinos, porque de esos sí que estamos plagados en cambio los avellanos, están desapareciendo, hay que ponerle fin a esta mutilación y aprender de los extranjeros, que sí le dan el uso en beneficio de la salud humana.

Patricia Carrillo