Friday, February 12, 2016

Los Arboles no dejan ver a Pilpilco


“La Agrupación Pilpilco en el Corazón”, tiene programado para este Sábado 13 de Febrero el Segundo encuentro de Pilpilcanos, actividad que se desarrollará en la Escuela “Claudio Flores” de Cerro Alto con el fin de recordar historias y anécdotas de lo que fue para miles de personas que trabajaron en ese Mineral,  que inició sus faenas de explotación por el año 1944.
Escribir de Pilpilco (Agüita de enredadera), es hacerlo como recuerdo de un lugar hoy ocupado por miles de árboles que no dejan ver a Pilpilco.

En mi infancia, visité varias veces ese lugar (tenia familiares ahí), de vacaciones o con mi madre que iba a vender ropa de guagua que ella confeccionaba. Nos instalábamos arriba en las oficinas para las fechas de pago, sus productos los vendía rápido, para después visitar a su hermano Víctor López,  casado con Dina Pinto que estaba a cargo de uno de los casinos de obreros cerca de la cooperativa y el correo. Abajo,  al lado del estero estaban los pabellones de solteros.
                 Mi tío Víctor, que siempre se movilizaba en bicicleta, hacía turno para la mantención de las bombas de agua que abastecían de agua al campamento y se ubicaban cerca del estadio hacia el rio.
                Por supuesto que mi gran alegría era ver pasar el trencito con carros que transportaban el carbón desde la mina a la planta de lavado,  como niño lo disfrutaba muchísimo, hasta en algún momento soñé con ser el conductor de ese tren en miniatura.
Un poco más grande (10-12 años) me iba por un par de semanas y con un primo (Fernando) íbamos al teatro a ver películas de romanos, mexicanas, de pistoleros y algunas seriales de Tarzan incluso a ver basquetbol en la cancha de la escuela donde mi tío Juan Heriberto “Chito” Cartes fue Director y visitaba su residencia ubicaba al otro lado del estero donde tenía una vista diferente de la población Comercio, ahí jugaba con otro primo (Jaime Cartes).
                Muchos domingos acompañé a los cura de la época, (Jorge Herrera y Mario Velozo) como acólito en la Iglesia Católica que se ubicaba al lado de arriba de la Escuela y como la misa era pasado el medio día, no faltaba alguna familia que invitaba a almorzar al sacerdote y por supuesto nosotros le acompañábamos. Así conocí algunas familias en el sector Oriente donde estaban las oficinas y vivían las jefaturas y personal administrativo. Antes de regresar a Los Álamos, pasábamos a “Pino Huacho” a bañarnos en unos pozones del Rio Pilpilco.
Ir a Pilpilco en las micros de los Quilodran, pasar por la Cuesta o Curva Brava llegar al pequeño puente de madera que era el ingreso a ese paraíso para disfrutar del famoso pan minero, calientito, recién salido del horno de piedra con un par de huevos fritos con un sabor que no he repetido hasta hoy día.

Algunos años después (1977-78) recién ingresado en la Municipalidad de Los Álamos, participé de varias reuniones con dirigentes del sindicato minero junto al Alcalde de la época y trabajadores del mineral cuyo motivo era que en Junio de 1977 por escritura pública ante el Notario Público en Santiago había sido vendida a la Empresa Forestal Arauco Ltda. los terrenos (Pilpilco abajo) donde se emplazaba la población y todas sus instalaciones. Había que emprender el retiro y traslado de las familias pilpilcanas a diferentes lugares de la provincia en su gran mayoría a Cerro Alto, otros optaron por Los Álamos, Lebu y Curanilahue.

Me correspondió medir y entregar a las familias que eligieron como destino Cerro Alto, acompañé a más de doscientas familias a ubicar lo que sería su nuevo terreno para iniciar una nueva vida. No fue fácil, muchos no querían abandonar el lugar que por muchos años les cobijó y formaron sus familias. Pero era lo mejor, hoy en día, después de varios años son dueños de los sitios que le fueron asignados con titulo de dominio y se les dotó de calles pavimentadas, agua potable, alcantarillado e infraestructura necesaria para transformarse en una pequeña ciudad en el centro de la provincia de Arauco.
Aquí quiero destacar el trabajo como hormiga que realizo Robinson Sánchez (falleció hace poco tiempo) el manejaba el camión tolva rojo del municipio y por varios meses trasladó los materiales de las viviendas que desarmaban  en Pilpilco y armaban en Cerro Alto.

                           FAMILIA MONSALVEZ LLANQUILEO
Familia Pilpilcana
Hace poco visité a la familia Monsalvez Llanquileo quienes vivieron en Pipilco por muchos años. El jefe del hogar Carlos Monsalvez González oriundo de Lebu se vino a ese mineral siendo muy joven, 17 años, luego de trabajar en diferentes lugares de la empresa, se le da la oportunidad de hacerlo al interior de la mina, una vez establecido su permanencia decide contraer matrimonio con Juana Llanquileo López también Lebulense. Don Carlos se destacaba como un back centro en el futbol y eso le permitió que el jefe de Población, Diomedes Cáceres le diera a elegir entre dos casas en la población Sáez a cambio de jugar por Unión Obreros, por supuesto que él eligió la más grande.
Este matrimonio tuvo 8 hijos conformado de seis mujeres y dos hombres, como era característico en una gran mayoría de familias con muchos hijos y hoy se agregan nietos y bisnietos.

Don Carlitos, como le decían cariñosamente, trabajó al interior de la mina, como contratista y tenía la responsabilidad romper la roca para llegar a la veta de carbón, eso significaba hacer uso en forma responsable de explosivos que permitía ir perforando las profundidades de la tierra para extraer el denominado oro negro. A pesar de lo sacrificado, “me gustaba este tipo de faenas que desarrollé durante toda mi vida laboral”.    Hoy vive en Cerro Alto junto a su esposa con quien ha cumplido 56 años de matrimonio.

Hay mucho que escribir de Pilpilco, conozco muchos Pilpilcanos y es materia de otro artículo. Francisco Morales González (Profesor) realizo un trabajo de investigación y publicó un libro acerca de la vida de los Pilpilcanos con una interesante recopilación fotográfica.

Hace algunos años la Sra. Regina Villagrán Salinas, profesora Normalista hoy jubilada, nos regaló su libro titulado “Donde Nacen Las Aguas” y en parte de su contenido relata lo siguiente:

“Como telón de fondo, al pie de los cerros, destacaba la presencia del rio, que a pesar de no ser muy grande, impresiona por la pureza de sus aguas y por su rumor de rocas; que se nota cuando serpenteando, baja bordeando los faldeos".
Rio Pilpilco
“Ya en poder de la familia González Reyes, un sector de 1.600 hectáreas de Pilpilco Bajo, fue vendido a la CORFO en 1945”.
“Esta venta se hizo con la finalidad de incrementar la producción de carbón y generar empleo. La CORFO formo una sociedad de la cual los accionistas mayoritarios eran los González Reyes”.
“Así nació el mineral de Pilpilco, que llego a ser uno de los mas prósperos y modernos de la provincia de Arauco”.
“Llego a tener tres mil habitantes, hubo dos colegios, estadio, piscina, Club Social, Posta de primeros Auxilios…
La CORFO destino al ingeniero René Lara Martínez, para el cargo de Administrador General del Campamento minero, él fue el encargado de ampliar y modernizar la infraestructura en todos sus servicios.
Había un tendido férreo desde la bocamina al cargadero para el traslado del carbón.
“En el cargadero había sección de lavado y en forma automática se cargaban los camiones que se alejaban cruzando el rio Pilpilco, para subir la Cuesta Brava y en la parte final, empalmar con la recta pavimentada (hoy Cerro Alto); finalmente los camiones aparcaban en el muelle de ferrocarriles de Tres Pinos (Ex Cuyinco) desde donde en carros especiales se trasladaba el carbón a su destino final”.
Así es el hombre dotado de creatividad y dinámica inteligencia. Sirve a la sociedad entregando lo mejor de sí mismo”
“Aquí en forma sucesiva, un hombre llamado Pascual González Burgos, abrió la brecha para el engrandecimiento de campos y caminos, facilitando el desarrollo de un mineral, que fue base para la prosperidad de esta zona y otro hombre, René Lara Martínez, puso el sello de la tecnología y el progreso”
“No hubo un reconocimiento oportuno para este ingeniero de minas…….se fue a Santiago, donde la CORFO lo distinguió enviándole a Francia en misiones especializadas en minería”
Este es parte del relato que nos entrega la Sra. Regina en relación al mineral de Pilpilco.

Finalmente decir que cuando digo que Pilpilco era como un Paraíso, es porque tenía todo lo que Los Álamos no tenía Ejemplo: Agua Potable, alcantarillado, aquí en Los Álamos sacábamos agua del pozo y teníamos letrinas .Además Pilpilco contaba con Policlínico, Maternidad, Cine, Estadio, Piscina, Reten de Carabineros y el característico trencito que los niños disfrutaban a su paso y un rio a los pies de la población etc. etc.


Hace pocos días visitamos el lugar, hoy una plantación forestal no deja ver a Pilpilco. 

Rolando Matus López  (www.losalamosnuestro.cl)

  



Tuesday, February 09, 2016

JUAN VIVANCO ARIAS

 ATRAPANDO EL PASADO
           
El molino y el fotógrafo
            La historia, es una narración de sucesos pasados que a veces es necesario relatar así como otras que se pueden dejar en el aire… sólo que éste se encarga de disiparlos y luego parecer que jamás sucedieron. Y, como no queremos que eso ocurra con todo, es que, vamos a dejar escrito en este blog,  con el nombre de, “Atrapando el Pasado” algunos episodios y personajes, evitando  en parte, se oculten definitivamente.
            Durante muchos años Juan Vivanco Arias, fue el fotógrafo oficial del corresponsal Rolando Matus López en la década del 70 y 80.  Ambos dejaron el nombre de Los Álamos escrito en los diarios “El Sur” y “La tercera” durante una década y media con informaciones del acontecer diario y su correspondiente fotografía como fiel testimonio de lo escrito.        Posteriormente Rolando Matus, se fue  a Cañete y desde ese entonces Los Álamos y alrededores,  no figuraron más en dichos periódicos.
            Los Álamos, a pesar de su ubicación, se hizo presente y tuvo existencia a través de los periódicos en años en que la modernidad ni siquiera se vislumbrada en el horizonte.
            Poco o nada perciben en el pueblo lo que eso significa. Sin embargo, algunos alameños le damos las gracias a esos dos varones que aportaron sin auspicios ni remuneraciones a este pequeño pueblo, al que se le dio color, durante unos 15 años aprox.
            Actualmente la televisión hace fácil  informarse, solo basta sentarse sin tener que  esforzarse en leer y ni ahí,  que el pueblo exista.
            Los tiempos pasan  y lo bueno, es que con ello la Historia se manifiesta y exige su espacio. Un espacio que se han ganado quienes la han construido y se niegan a quedar en el olvido.
            Dicho lo anterior, les parece  entonces remover el polvo  con que se  tapan hechos que dan estructura  o vida al pasado, aun sabiendo que el pasado no tiene vida?   Pues…los escritos pueden devolverle esa vida. Por ello dejar este pergamino que se mantenga en el tiempo es nuestro desafío como cultura alameña.
            Juan Vivando  Arias, aparte de ser  dueño de la magia  de mantener jóvenes a todos  aquellos que un día se retrataron con él y lucen orgullosos las fotos en algún rincón de su casa,  fue el principal precursor del boxeo tanto en Los Alamos como a nivel provincial y regional. Historia que otros tienen la autoridad para relatarla.
            Decía que,  don Juan Vivanco, hombre de mucha historia, fue dueño del molino que por muchos años,  proveyó a este pueblo y alrededores,  con harina procesada  en su propio molino. Recuerdo haberlo visto con su mameluco azul salpicado con harina, en algún evento, porque para él estaba primero la responsabilidad y luego la pinta.
              El molino, tenía un gran significado para todos, ya que allí  se procesaba desde la semilla tomada de la tierra, hasta terminar servido en la mesa de todo hogar…y… ¡que rico era ese pan amasado!... calientito, recién salido del horno y con mantequilla hecha también en casa.
             Hoy día, todo se compra, es más fácil, más caro, más cómodo… pero sin cariño.



Por : Patricia Carrillo.