Nunca pensó, ni imaginó, que
desarrollaría tales habilidades, porque cuando niña no sabia dibujar y menos
pintar, era el patito feo de los dibujos. Por lo que durante su joven vida ni
en sueños se vio haciendo un cuadro a lápiz o acuarela y ni hablar del óleo. A
pesar de ello, un día decide probar.
Habían
pasado 58 años, cuando sintió la
necesidad de experimentar con el dibujo. Fue un proceso lento y sucedió en un
tiempo en que varios de sus hijos emigraron en busca de su destino. Decidió
entonces, como una entretención, traspasar los bocetos en blanco y negro a láminas de
papel, los que había hecho tiempo atrás, en lo que fuera… una servilleta, una boleta de compra, un pasaje de bus, el sobre
de te… que fueron los papiros en
que plasmó sus primeros rasgos, mientras
desayunaba, o tomaba la once, transformando
sus líneas en bellas imágenes. Creaciones
que fueron quedando muy llamativas e interesantes en sus
contenidos como aquí se aprecia. Pero eso no quedó allí, una día una de sus
hijas, consulta a la profesora de artes
Verónica Concha del Liceo “Caupolicán” de Los Álamos la técnica al óleo, y con
ello su madre se entusiasmó y le bastó un leve pincelazo para iniciarse en un desafió
que rápidamente fue cobrando admiración entre su familia y cercanos,
tanto así, que su yerno la instó a que participara en una gran exposición en
Concepción. Cosa que le costó un poco pero que finalmente aceptó. Algunas de sus obras quedaron en manos de quien enamorado de sus creaciones,
se las compró y otras…se las han ido
llevando poco a poco sus familiares.
Finalmente y después de una buena cantidad de telas -aproximadamente 60, de las cuales ha regalado la mitad-, que trataba de ocultar en un primer tiempo porque –decía- eran solo una entretención, comprendió que podía mostrar sus pinturas para deleite de quienes disfrutan del talento.
Últimamente
se atrevió, nada menos que, a copiar una
de las famosas obras del pintor español Pablo Picasso llamada “Guernica”
haciendo una versión -dice Elena-, lo
mas apegada posible a la real, tratando
de llegarle con mucho cuidado y respeto, un poquito a los talones de lo
que el gran maestro creó.
Elena
nació en Lebu, era una protegida de su
abuelita como sucede con la mayoría de los nietos, pasaba casi todo el día apegada
a sus faldas, porque su abuelita realizaba bordados en ropa de cama, hilaba y hacía
colchones con lana de oveja en casas patronales. Y ella jugaba con los
caballitos de ajedrez.
Ya
crecida viajó por varias ciudades de Chile con su nueva familia y finalmente se
radicó en Los Álamos, traída por razones de traslado de su esposo, y estar más
cerca de sus raíces.
He
aquí la versión que Elena Matamala se atrevió a realizar.
No comments:
Post a Comment