Recuerdo que, una tarde soleada de agosto, caminaba por el patio de mi casa y observé cómo la maleza iba apoderándose de una enorme extensión de terreno con demasiada propiedad, además, gozaba de un verdor envidiable.
Fue ahí que pensé… y no sería
Entonces recordé que mi mamá me había ofrecido en reiteradas ocasiones semillas de malvas, las que había rechazado, por ser de mucha altura. Pero, ese día decidí que eran mejor ellas, ante la maleza, que aunque derecho tienen, no es beneficiosa y mucho menos bella.
Esto ocurrió un año antes que mi primer hijo saliera con rumbo a la capital a cursar estudios superiores en la U.C. Eso llamó mi atención, por eso, lo tomo como el “llenador del espacio”, dejado por mi Diego. Cuando se vaya mi otro hijito, Patricio Antonio, aun no imagino como será, solo puedo decir que… siento
Esa decisión de poner las primeras malvas en Agosto, me permitió, -además de admirar la variedad y belleza de las flores, unas sembradas y otras plantadas, provenientes de los jardines de un buen amigo llamado Ovidio Vegas, Gerente de “Radio Antares” FM 102.7 y mi madre Elena – escritora de cuentos e historias, poemas y pintora de óleos-. armarme de un hermoso jardín y observar cómo las distintas variedades, formas, tamaños y colores, acompañadas del gorjeo de los pajari
Pero eso no es todo, también lo acompañé con un pequeño huerto, que poco a poco fui cultivando hasta lograr extraer de él, habas, lechugas, perejil, cebollinos, choclos, porotos, arvejas, zapallos, linaza, papas, tomates, betarragas, apio, perejil, mutilla, cerezas etc, Esta experiencia me hizo volver el tiempo atrás y recordar, cuando mi madre, quien con una minuciosidad exagerada –para mi visión de niña- pasaba una tabla por la tierra hasta dejarla como una estiradísima sabana, midiendo espacios de 10 en 10cm entre planta y planta. Eso nunca se me olvidará, ya que recuerdo que me preguntaba … ¿ por qué mi mami mide tanto,,, si igual la flor va a salir?, pero claro, ella era y sigue siendo una perfeccionista, por eso solo me queda admirarla…pero no seguirla, porque yo no
Conocí así, en parte, la maravilla que tenemos bajo nuestros pies, la misma que pisamos todos los días, que pasamos sobre ella hinchados por lo que somos, manejando echados para atrás, un estupendo roll-royce, como si fuéramos nosotros la gran maravilla.
Sin embargo, es ella, la única capaz de producir grandezas que ni siquiera imaginamos…y yo, felizmente, aprendí, que la tierra hay que aprovecharla, aunque sea en una mínima porción. Por eso, a pesar de que trabajo en una oficina, la que me dem

Por eso… cuando paso por fuera de alguna casa y veo un pedazo de suelo abandonado, no puedo dejar de preguntarme… qué hace la dueña(o) de esta casa con su tiempo …si la tierra no exige más, que un par de horas al día?… ella en cambio, nos concederá lo que le pidamos, en proporciones mayores aún, con una infinita variedad, y el seguro y sano sustento para toda la familia...
Espero que reflexionen

Patricia Carrillo M.