Aprovechando este domingo en que,
aun el tiempo nos deja realizar algunas tareas en casa, estuve
reordenando el patio en una zona que las alcachofas están renaciendo con un suave
verde para darnos una nueva temporada de esta deliciosa verdura y que es buena para
combatir el colesterol. En este hacer, comencé a cavar la tierra, para enterrar
botellas y bordear el sector y encontré,
-como otras tantas veces- una cantidad de fierros enterrados los que llegaron a
ser 48 trozos de fierros de distintas formas.

Esto ha ocurrido otras veces,
tanto así que existe un sector de colección de fierros
encontrados en cada remoción de tierra para alguna siembra. Esto se explica
porque el dueño de casa, don Indalicio López, ( padre de Erundina López y abuelo de Rolando Matus), tenía la única fragua que existía
en Los Álamos por los años 40 al 60 aproximadamente. La novedad es que
pensaba que no habían
más fierros que
encontrar, pero... que rica sorpresa,
fue como si encontrara oro. Cada vez que
encuentro un pedazo de este material me alegro como si alguna vez hubiese
estado ahí compartiendo alguna conversación con los dueños y sus trabajadores. Se
me ocurre que fue una de las mejores épocas vividas en el siglo pasado.

Con estas fotos comparto con
ustedes estos trozos de fierros que forman parte de la historia de esta familia
López-Cartes, que estaban enterrados y que hoy 03 de mayo
2020, salieron a la luz, para formar parte de los otros fierros que desde hace ya
un buen rato,
adornan paredes y cajones,
como muestra de la que fuera, “ La fragua de Los Álamos”, en
un tiempo en que era imprescindible tenerla. En un pueblo cuyo abastecimiento tenia mucho
que ver con carretas que trasladaban las cosechas, tanto para la venta como para el consumo de cada hogar. Ya fuesede trigo, papas, leña, carbón etc cuyas ruedas eran hechas en esta fragua, así como también las cocinas y estufas en las que preparaban el resultados de sus cosechas.

Los caballos eran herrados y usados cómo único medio de traslados de un pueblo a otro. En fin, hay muchas historias detrás de unos viejos
y deteriorados fierros encontrados bajo tierra, en cuya superficie florecen
cada año unas hermosas alcachofas.