Friday, September 12, 2014

ELENA MATAMALA M.

Nunca pensó, ni imaginó, que desarrollaría tales habilidades, porque cuando niña no sabia dibujar y menos pintar, era el patito feo de los dibujos. Por lo que durante su joven vida ni en sueños se vio haciendo un cuadro a lápiz o acuarela y ni hablar del óleo. A pesar de ello, un día decide probar.
            Habían pasado 58 años, cuando  sintió la necesidad de experimentar con el dibujo. Fue un proceso lento y sucedió en un tiempo en que varios de sus hijos emigraron en busca de su destino. Decidió entonces, como una entretención, traspasar  los bocetos en blanco y negro a láminas de papel, los que había hecho tiempo atrás, en lo que fuera… una servilleta,  una boleta de compra, un pasaje de bus, el sobre de te…  que fueron los papiros en que  plasmó sus primeros rasgos, mientras desayunaba, o tomaba la once, transformando  sus líneas en  bellas imágenes. Creaciones que fueron quedando  muy  llamativas e interesantes   en sus contenidos como aquí se aprecia. Pero eso no quedó allí, una día una de sus hijas,  consulta a la profesora de artes Verónica Concha del Liceo “Caupolicán” de Los Álamos la técnica al óleo, y con ello su madre se entusiasmó y le bastó un leve pincelazo para iniciarse en un desafió que rápidamente  fue  cobrando admiración entre su familia y cercanos, tanto así, que su yerno la instó a que participara en una gran exposición en Concepción. Cosa que le costó un poco pero que finalmente aceptó. Algunas  de sus obras quedaron  en manos de quien enamorado de sus creaciones,  se las compró y otras…se las han ido llevando poco a poco sus familiares.
          
   Finalmente y después de una buena cantidad de telas  -aproximadamente 60, de las cuales ha regalado la mitad-,  que trataba de ocultar en un primer tiempo porque –decía- eran solo una entretención,  comprendió que podía mostrar sus  pinturas para deleite de quienes disfrutan del talento.
            Últimamente se atrevió,  nada menos que, a copiar una de las famosas obras del pintor español Pablo Picasso llamada “Guernica” haciendo una versión  -dice Elena-, lo mas apegada posible a la real, tratando  de llegarle con mucho cuidado y respeto, un poquito a los talones de lo que el gran maestro creó.
            Elena nació en Lebu, era una  protegida de su abuelita como sucede con la mayoría de los nietos, pasaba casi todo el día apegada a sus faldas,  porque su abuelita  realizaba bordados en ropa de cama, hilaba y hacía colchones con lana de oveja en casas patronales. Y ella jugaba con los caballitos de ajedrez.
            Ya crecida viajó por varias ciudades de Chile con su nueva familia y finalmente se radicó en Los Álamos, traída por razones de traslado de su esposo, y estar más cerca de sus raíces.

            He aquí la versión que Elena Matamala se atrevió a realizar.

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