Y nos ha tocados a nosotros, los que estamos en esta tierra aún, vivirla. Es por eso, que quiero compartir ésta belleza, que al igual que la música, alegra los corazones de casi todos y en especial a los que por término de su vida, entristecen a familiares y amigos aunque no lo quisiéran.
Me refiero a estas maravillosas flores del jardín que he cultivado desde el 2009, año en que se fue nuestro primer hijo -Diego- y luego dos años mas tarde se fue el segundo hijo, -Patricio- quienes están muy bien en lo suyo. Disfrutando de lo que les gusta, en un muy buen ambiente, como es el deseo de todos los padres.
Algunas de estas flores me las traje del jardín de mi mamá Elena. Otras han sido regalos, otras de viajes, compras etc.
Así se fue formando este pequeño jardín, con aproximadamente 100 variedades entre las cuales están; la lavanda, lantana, lirios, narcisos, rosas, dalias, geranios, no me olvides, anémonas, lilium, malvas, hortencias, dimorfoteca y otras. Entre árboles, están los arces, encino, aromos australiano y chileno, ulmo, arrayán, avellano, álamos, ciruelos, cerezos, manzanos, membrillo, alcornoque, chilco quillay etc. En plantas medicinales tenemos el matico, ginkgobiloba, romero, menta peruana, manzanilla, paico, cedrón, hinojo, melisa, artemisa, orégano, borraja, éter ademas de otras, al que visitan y se alimentan las abejas, los abejorros y alberga a muchos pajaritos que se sientes felices volando de aquí para allá y de allá para acá... a la altura de los humanos sin temor alguno.
En estos días vi por primera vez, después de muchos años, al moscardón chileno, que prácticamente se ha extinguido, apareciendo en su reemplazo el abejorro, traído desde Europa.
A he aquí, algunas de estas maravillas...
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