Friday, December 21, 2012

Ismael y …

La Navidad


La Navidad es una fecha muy importante en nuestras vidas, encierra vivencias, que van quedando guardadas en nuestro corazón, con la tinta indeleble de fuego y tiempo, que inevitablemente, dejan huellas imborrables. Decimos que se guardan en el corazón, subjetivamente claro, porque sabemos que ello no puede ser, pues el corazón es un poderoso músculo en constante movimiento, que no tiene espacio para otra cosa que no sea la sangre, pero... está claro que en algo hay que depositar la carga de los sentimientos y parece ser, que el corazón es el indicado, porque cuando algo nos provoca miedo, el corazón palpita muy fuerte, se acelera cuando nos alegramos por algo, da un brinco cuando alguien nos asusta y… para que decir un terremoto… y hay ocasiones en que simplemente… se detiene.
La importancia de la navidad, se ve en nuestras familias cuando se preocupan de tener algo especial para la cena, ya sea un cabrito, un pavo, una gallina un cordero o un asado cualquiera… pero asado al fin.

Ocurrió un día, previo a la noche de navidad, que un amigo en medio de la ciudad, manejando su auto, imaginó en su ocupada cabecita un sabroso corderito asado. Y no se anduvo con chicas, al contrario, se fue a lo grande, avivando la idea de aperarse de un lanudito y tierno corderito para esperar la navidad, como corresponde a esa cena especial.

Y, mientras manejaba en su trabajo diario, seguía pegado en su imaginación, viendo a este sabroso y doradito corderito, no podía despegarse del crujiente sonido del tenedor ensartando la jugosa carne, vaporizando y aromatizando todo a su alrededor. La imagen seguía confabulando, fijándola con fuerza.

El, es de Temuco, allá en la 9º región, tiene un campo con los animales que necesita estira la mano y ya está. Ahora, vive en Lebu junto a su esposa, se vinieron en busca de un lugar mas tranquilo, menos acelerado, de eso hace solo un año. En Lebu, era un perfecto desconocido, pero, al poco tiempo se hizo conocido entre sus pares por sus modales de cortesía y además porque diariamente traslada una cantidad importante de pasajeros en la línea de colectivos.


Y pensando en como hacer para tener un corderito en la navidad, se le ocurrió preguntarle a una persona, si él tendría uno.... éste asintiéndole le dijo… “ Si… pero lo tiene encargado el amigo x....”.

Bueno y al cabo de unos días y en vista del entusiasmo que mostró Ismael por un posible cordero para la navidad, decidió vendérselo a él. Esto lo alegró enormemente e inmediatamente se puso en contacto con su amigo Elnani, para ponerse de acuerdo donde y cuando lo sacrificarían. Pero, había un problema, había que dejarlo encerrado en algún lugar. Se entiende que en una ciudad no hay mucho lugar para estar guardando animales. A lo que Ismael decidió pedir al vecino un garaje para dejar al corderito encerrado mientras llegaba la hora de llevarlo al cadalso.

La tarde en que el animalito fue llevado a guardarse, quedó entre las cuatro paredes del garaje del vecino del departamento, desde donde la Sra. de Ismael –Xenia- lo había visto esa tarde. Quedó un rato mirando al cordero y vinieron a su mente, recuerdos imborrables. Recordó por ejemplo, cuando su padre ataba los corderos previos al destino final, en los tiempos cuando era una niña muy apegada a su padre y recorrían el campo. Allí se realizaban convivencias en fechas especiales como el 8 de diciembre, en Navidad, en algún cumpleaños, en año nuevo y también en vacaciones de verano etc. Fechas que era tradición celebrar en grande acompañado por familiares de distintos hogares y... ella –Xenia-, andaba a la par con su padre, tanto a caballo, por los senderos rodeado de árboles, bordeando el río, como detrás de los cabritos, gansos y corderos. Como la más chica del grupo familiar, siempre estaba metida en medio de los preparativos para la matanza. Parece que se fascinaba estar en el cuajado de la sangre, o “ñache”, y que me parece mejor no detallar.

Bueno y... bajo sus recuerdos, pasó la noche el silencioso cordero, sin saber qué esperaba allí encerrado... pero que sin duda... no lo sabría jamás...

Al amanecer, muy temprano Ismael se dirige a sus labores habituales, que son muy necesarias, debido a que traslada a muchos funcionarios a sus labores diarias. Es por eso que se puso de acuerdo con un amigo seguro, de esos que no fallan a su palabra, de los que pocos se ven, para que el día señalado, como a eso de las 10 de la mañana, sacrificaran al corderito que paciente esperaba en un garaje.

El tiempo que Ismael, disponía era breve, por tener horarios claves de recorrido en el colectivo, no podía disponer libremente de su tiempo, por lo que era necesario juntarse, ser exactos y puntuales con su amigo, al que había invitado para llevar a cabo la operación. Operación de la cual el amigo y su familia también saldrían favorecidos obviamente.

Le llegó la hora, y el fin de la espera, al suave lanudo… de silenciosa mirada.

Abren el garaje en busca del lanudo y tierno corderito y se encuentran con un inquieto, robusto y enorme Cordero.


Ismael tomando la batuta, dirige a su amigo “Elnani” …uno pasa por este lado y el otro por allá... ¡ cuidado con la puerta.... Ciérrala!... ¡ Cuidado... …Cuidadoooo.! grita Ismael... era demasiado tarde, en un pestañeo, el “manso corderito” se había transformado en un energúmeno, saltando veloz por su lado, sin dar tregua ni siquiera para sorprenderse. Pasó a uno, paso al otro, salto la verja… llegó a la calle al segundo, a la esquina, pasó el semáforo, saltó la línea punteada… y allí fue el comienzo de una loca y ciega carrera entre el animal e Ismael, quien salió corriendo, siguiendo la “ruta del cordero…”, sin mirar a su alrededor para no perder de vista… al hasta hacía poco… un manso corderito.

El recorrido fue maratónico, sorteando vallas de todo tipo, autos, personas, bicicletas, niños y a todo que se pusiera a su paso. Algunos que veían a Ismael corriendo calle abajo y calle arriba, se acomedían en hacerle atajo al cordero pero éste, como si tuviese resortes en los pies se elevaba tieso por el aire hasta quedar al otro lado del auto o cosa que se le atravesaba. Su amigo, Elnani al poco de comenzar la carrera junto a Ismael, se torció el pie, quedando a una cuadra de la salida…Ismael, en tanto y sin parar seguía corriendo tras el animal… parecía estar en sus mejores años.

El cordero acostumbrado a su hábitat, comenzó una carrera sin fin ciudad arriba, eliminando toda barrera y tras de sí, un atlético Ismael tomando el celular, marcando y hablando cuanto sentimiento pudo derrochar en el celular dirigido a su amigo “Elnani”, quien se suponía debía ir a la par con él, en esa loca carrera, pero que a causa de la torcedura no había podido acompañarlo, lo que tenía a Ismael, súper “contento” y con ganas de “felicitarlo” solamente.

Lebu, es un bonito puerto, parte de la historia la componen los corsarios que escondieron sus “tesoros” en las cuevas lebulenses y todos los años los turistas y residentes buscan durante el día y la noche en sus fiestas de verano. Sus cerros al igual que Valparaíso, están rodeado de casas pero en la cumbre comienzan los campos y hasta allí, el cordero siguiendo su instinto no equivocaba dirección. Ismael entretanto, estaba dispuesto a dar la pelea hasta quedar sin aliento, con tal no dejar que el “asado” se le escapara de las manos.

El cordero no respetó ceda el paso, ni disco pare, ni el cansancio de su contenedor, ni el esguince de su amigo, solo tenía un punto fijo, irse hacia los cerros. Por otro lado estaba el padre de su amigo en camioneta, lo malo fue que andaban del otro lado del puerto, cerca de las embarcaciones y en el intertanto, el inteligente cordero subió a tierras seguras, ya que mas arriba comenzaba el bosques, en el que seguro se perdería entre los campos aledaños.

Finalmente y después de haber atravesado todo Lebu en tiempo récord, cuando ya estaba llegando al final de sus fuerzas y casi sin aliento, las piernas hecha lana y a punto de tirar la toalla… alcanza al …“tierno corderito” en el Cerro “La Cruz”, atrapado entre un cerco de alambres, quedando los dos literalmente con la lengua afuera.

Al cordero no le quedaban ganas de batallar y se rindió en los brazos de Ismael... mientras que a éste… le esperaba ese tan ansiado dorado y crujiente asado para navidad.


Hoy… sus colegas y gentes del pueblo, le gritan…


Y… ¡Cuando es la próxima carreraaaaaaa…….!


Patricia Carrillo M.

21-12-12



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