Wednesday, October 20, 2010

BICENTENARIO

El AVELLANO

Este año del bicentenario, me ha hecho reflexionar acerca del avellano, debido a que, para adornar la oficina con ambiente dieciochero decidimos arreglar un rincón especialmente dedicado al tema.

Comenzamos con aperos de huasos y otras características campestres, como ruedas de carretas, fardo de forraje, garrafa forrada en tejido de mimbre, riendas, olla de fierro, manta y espuelas, faja, riendas, frenillo, copihues hechos a mano, polainas etc. Pero faltaba algo muy importante, algo característico en estas fiestas, el toque mágico del verde, o sea, las ramas para simular una ramada. En concreto faltaba “El Avellano”., por lo que, le dije a un compañero, el chofer, que fuera a buscar algunas ramas por ahí. “Los Alamos”, nuestro pueblo, es pequeño, tal vez forjado por razones de fuerza mayor, ya que es un lugar de paso hacia la capital de la provincia, Lebu, donde existe una enorme gama de hechos históricos, como ejemplo, era un puerto exportador de carbón, también puerto pesquero, tiene todas las oficinas de una gran ciudad, gran cantidad de extranjeros de los cuales ya queda casi solo el nombre y sus hermosas casas coloniales muy bien mantenidas. Ahora en el terremoto del 27 de febrero, subió tres metros, perdió su caleta de pescadores, más las numerosas embarcaciones lanchas y lanchones que pasaron por sobre el puente quedando varadas al otro extremo de la ciudad, pero esa es otra historia. Ahora me referiré al Avellano. Como decía, En Los Alamos, cuyo nombre no le hace honor al pueblo, ya que no tenemos muchos Álamos, como tal vez, lo fue en algún momento desde su formación. Se ha intentado en ocasiones plantar y replantar algunos, pero la intolerable incultura de algunos alameños, no le permite su crecimiento y se empinen hasta formar una avenida de álamos, que alguna vez fueron el motivo del nombre de este “Pueblo de paso Obligado”. Cuando mi familia llegó a Los Alamos, yo era pequeña y crecí viendo en las fiestas patrias, en un sector de sus calles, estructuras revestidas de ramas verdes. Recuerdo que una de las cosas que me daban mucho miedo, eran los “borrachos o curaditos” que no se perdían por nada del mundo la buena “musica”, siempre estaban allí. Cuando fui creciendo ya las cosas se ven distintas, así es que ya no iba a las ramadas, solo participaba en los bailes oficiales de gala que tenían otro atractivo. Eran muy elegantes, gozaban de cierta fama en las ciudades vecinas, las que concurrían con sus familias a los grandes bailes alameños, que en ocasiones fueron a dos orquestas.

Qué adornaba esas ramadas… eran nada menos que los avellanos. No se si esta tradición será de chile y vendrá desde otras latitudes como muchas de las cosas que criaron raices aquí, tales como los genes ladronicios que se quedaron de los conquistadores, que solo venían con el afán de “ganar”, pero… ganar o robar?. Se dice que Cristóbal Colon venía con sus carabelas repletas de gente española sacada de sus cárceles. Que doña Isabel, no encontró nada mejor que deshacerse de esa calaña ordenando su embarque junto a Colón para que se perdieran en el océano, y los que llegaran a algún lado, se terminaran las manos excavando y sacando todo el oro de las Américas para que ellos, los españoles y otros, llenaran sus iglesias, tronos, palacios, alhajaran sus hogares y demases del oro de nuestra América latina. A la que despojaron de todo cuando poseían. Posesionándose de sus tierras, sus riquezas, sus culturas y sus nativos convertirlos en esclavos, cuando eran ellos los dueños de todas estas tierras, argumentando, o dejando escrito en la historia, que venían a “culturizar” a los indígenas en materia religiosas…¿?. Nada más lejos de la realidad. Y ahora, se escandalizan y mofan del chileno poniendo mensajes degradantes tales como: “Cuidado con los Chilenos” guarden todo… ahí vienen chilenos y otras adjetivos, pero y… quien es el real poseedor de esa cultura… si los pobladores de este Chile, eran los dueños de todo?.... quienes son los verdaderos ladrones que vinieron a saquear nuestra América toda?.

Bueno, así están las cosas, y siguiendo con el tema de las ramadas, éstas en Chile se instalaron la misma noche del 18 de septiembre de 1810 para celebrar la decisión de independencia, pero en verdad ya venían existiendo desde un siglo antes.

La fonda (llamada también ramada o chingana) se construye como local provisorio de venta de alimentos y bebidas y de baile durante las Fiestas Patrias en septiembre. Se levanta en un sitio eriazo con palos, ramas de palmera y un techo de totora. Su origen está en las primeras celebraciones de la Independencia. En el siglo XIX eran los locales de entretenimiento popular. Debido al alto alcoholismo, riñas y juegos de azar se empieza a normar su funcionamiento desde 1823 requiriéndose una licencia para su instalación.

Bueno pero en Los Alamos, como en las ciudades vecinas, la ramada se revisten con ramas de avellano.

Ese día 06 de septiembre salimos a recorrer Los Alamos a fin de recoger “ramas” del agraciado y fructífero avellano, que nos deleita con sus frutos, excelente anti-colesterol. Nos dirigimos camino a un sector rural, el chofer se detiene, salta el cerco y veo que se dirige al fondo del predio de no se quien. Me lo quedo mirando y veo cómo dobla un pequeño arbolito… otro y luego otro, y observo con dolor, que se trata de nada menos que de un Árbol y no una rama. como era lo que fuimos a buscar. Me dio demasiada pena ver, con que facilidad se le arrancaba la vida a esos avellanos, habían tres y en un par de minutos, destruimos años de crecimiento, años para verlo de 1 mt. de alto. Quitarles la vida para clavarlos en una pared y para que?... Los avellanos son de crecimiento muy lento. En mi casa tengo uno de hace unos 4 años y tiene solo 15 centímetros. Desde ese momento, le dije, al colega chofer sobre lo que había visto, y le dije que… “Nunca más, en mi vida, le diré a alguien que vaya a buscar, una “rama” de avellano” Porque es muy distinto “Una Rama” que “Un Árbol”. Sentí mucha pena ver, cómo, los depredadores humanos somos tan crueles, sin respeto, ni sentido de preservación por la flora nativa, que solo existe para cobijarnos y entregarnos sus frutos y… le pagamos con la muerte.

Luego de unos días, pasando frente a la plaza, vi tirados a lo largo de la calle aproximadamente una cuadra, a los “pequeños arbolitos de avellano”. Ya habían servido en la muestra de 200 bailes de cueca que se había realizado con motivo del Bicentenario en la plaza. Como evento, espectacular, pero, la mutilación de avellanos… una aberración.

Tal vez, en la época en que los avellanos fueron utilizados para ese fin, Los Alamos estaba cubierto de ellos, pero ahora estamos en otros tiempos, habrá que cambiar las ramas de avellanos por pinos, porque de esos sí que estamos plagados en cambio los avellanos, están desapareciendo, hay que ponerle fin a esta mutilación y aprender de los extranjeros, que sí le dan el uso en beneficio de la salud humana.

Patricia Carrillo


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