LA EPOPEYA DEL DESIERTO O LAWRENCE DE ATACAMA
Dos titulares que le quedan muy bien a esta parte de nuestra historia de Chile reciente, “el rescate de los 33”. Historia llena de sentimientos felices y no tan felices y/o encontrados. Se dice encontrados, cuando el sentimiento no es completo, siempre le falta algo, a veces algo bueno, se acompaña de algo negativo, es por eso que no es completo, sino segmentado en partes desiguales como ocurre muchas veces, por los acontecimientos duros que conlleva toda actividad humana. También llamados, sentimientos agridulce…pero, sentimientos al fin y al cabo.
Esta historia ha ido desarrollándose a base de creencias, religiosidades, misticismo y toda clase de fe en un ser Superior, que en ese momento se le presentó a cada uno de los componentes de esta historia, ya sea familiares, amigos y/o enemigos. Porque está claro que de todo eso hay en este tipo de acontecimiento y vivencias todas. Y para quienes tenemos el sentimiento de que existe una energía superior a la que llamamos El Creador, estamos seguros que, el gran protagonista de esta historia fue El.
Sin embargo, el principal instructor, por mandato presidencial y opinión generalizada, fue Lawrence Golborne, hoy, “Lawrence de Atacama”. Un Ministro como pocos, dentro de lo que me cabe opinar como ciudadana chilena, de lo que conozco, en este trayecto de la vida mía, no registro en mi archivo cognitivo un Ministro con tal carisma, con ese, -por todos conocido-, trato familiar, dedicado, delicado y cariñoso con toda persona que se le acerque a estrechar su mano buscando ese afectuoso saludo, que dicho sea, él es quien lo atrae y no el cargo que ostenta, pues se ve en su sola sonrisa y expresión carente de signos mezquinos y egoístas.
Bastante lo han felicitado, tanto así, que ya le esta pareciendo exagerada la evocación que de él se hace, pero…si pudiera, le diría al ministro que no le parezca exagerada la admiración que nace de lo que él proyecta, porque efectivamente fue el Ministro que selló la historia, de este,… “Rescate a 680 metros de profundidad” en Chile.
Cabe, a la vez, elogiar a todos y cada uno de los integrantes, que dejaron el todo por el todo en esta hazaña memorable, generada por el ímpetu que cada uno de ellos le puso a este gran esfuerzo en el que participaron. Por decir lo menos, podríamos señalar, sin temor a equivocarnos, que dejaron las entrañas, por tener un exitoso final, del que todos los chilenos y la gran mayoría de los habitantes del mundo, fuimos testigos en el momento exacto en que ocurrieron los hechos. Hechos heroicos que demuestran una vez más, la estirpe del patriota chileno. Estirpe que se mantiene a través de los años por nuestra indestructible sangre chilena.
Por eso no podía dejar pasar la oportunidad de estrecharle la mano al Ministro Lawrence Golborne
Patricia Carrillo M.
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