Los cuyes.
Son animalitos que a pesar de crecer rodeado de personas desde el primer día, no cambian su instinto de resguardo. Siempre se están protegiendo y se acurrucan en su rincón sintiéndose con ello a salvo del depredador más grande de todos los tiempos.
Cualquier ruido
que desconocen les provoca temor y
arrancan con una velocidad impresionante. En un segundo desaparecen y se van a
su sitio “seguro” que no es mas que una frágil
construcción de madera terciada con techo o no, ...pero…ese es su bunker.
¡Ooohh… pequeños seres preciosos, que son
vistos en las ollas y sartenes!. Sobre todo en la cocina nortina y peruana donde se crían para el hombre, tanto en la cocina
como en vestuario.
Ellos reconocen
los ruidos a la distancia. Cuando suenan
las puertas del primer piso, ya saben que viene subiendo el amo que les provee
de alimentos o escuchan el ruido de auto y se ponen en guardia y si el
amo se olvidó traerles el sustento, ellos se lo recuerdan, de la forma mas ruidosa que tiene para hacerse escuchar y ver.

Ya bien tarde
como a las 23:oo los encerramos para que duerman tranquilos y tapaditos durante toda la noche, al menos eso creemos. En el día los dejamos
salir a recorrer por donde ellos quieran.
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